Vía de la Plata en bicicleta


Que la Vía de la Plata es un camino jacobeo, nadie lo pone en duda, pero le parece al camino Francés como un huevo a una castaña. La diferencia más notable es geográfica y de ella derivan todas las demás.

Así, mientras que el camino Francés o el del Norte, e incluso el Catalán, llegan hasta Santiago sin cambiar de latitud, es decir sin brusco cambios en las condiciones climáticas. La Vía de la Plata atraviesa la península de sur a norte. El Resultado es que, según se va «subiendo» hacia el norte, el viajero observa y experimenta un suave pero constante cambio en el paisaje y, naturalmente en el carácter de las gentes de las regiones por las que pasamos.

Otra característica propia de la Vía de la Plata es su señalización. Todo el camino está indicado con las tradicionales flechas amarillas, y con otros elementos orientativos que cambian en cada región, pero no son tan abundantes como en el camino Francés e incluso en algunos tramos se nota su ausencia. Los bicigrinos tienen que ir más atentos si cabe, porque en muchas ocasiones las flechas están situadas en lugares difíciles de ver desde lo alto de una bicicleta, sobre todo cuando la atención se concentra en esquivar una piedra o mantener el equilibrio.

La difícil orientación, lejos de ser un inconveniente, deber ser tomada como un atractivo más, pues contribuye a dar a la Vía de la Plata un punto de aventura que no tiene el popular camino Francés. Esto no significa que sea imprescindible el uso de un aparato GPS, aunque desde luego, llevarlo puede tranquilizar en algunos tramos desiertos.

Hay que añadir por otra parte que muchas veces las flechas siguen rumbo errático e ilógico para un bicigrino. Esto se debe a que los promotores y cuidadores del camino evitan siempre que sea posible marcar la ruta por asfalto. Pero a veces para el bicigrino la carretera puede ser una buena válvula de escape. Hablamos por ejemplo de las pistas agrícolas de Tierra de Barros y Tierra de Campos que cuando se mojan se convierten en verdaderas trampas. En estos casos la carretera N-630 es la mejor alternativa. De hecho, si se mira a vista de pájaro, la Vía de la Plata transcurre siempre cerca de ella y en algunos tramos por su arcén. Por otra parte, la gran mayoría de automóviles utilizan la nueva autovía A-66, que sigue un trazado gemelo al de la N-630, de modo que el tráfico en la nacional es muy reducido.

Por otro lado la construcción de la autovía está teniendo también efectos negativos sobre el trazado de la Vía de la Plata y en determinados tramos hay algún que otro inconveniente para transitarlo. Aparte del indudable impacto paisajístico que ha provocado en algunos lugares, la autovía ha afectado, y seguirá afectando mientras no se termine al trazado de la vía, lo que provoca en algunos casos situaciones difíciles.

Por todas estas razones, además de la guía que cada uno elija, es interesante y recomendable llevar un buen mapa de carreteras. Este nos ayudará a buscar alternativas al camino original cuando por alguna razón tengamos que desviarnos.

Prácticamente toda la Vía de la plata y su variante Sanabresa, es ciclable. Las vías más abundantes son las pistas de tierra o gravilla, y los carriles más o menos cómodos. También hay bastantes kilómetros de senderos. Los de asfalto «obligado» son, en cambio, pocos. Los lugares en los que hay que bajarse obligatoriamente de la bici son anecdóticos, y cuando hay tramos inciclables, existen alternativas por asfalto que no nos separan mucho del trazado original. Ahora bien, estas alternativas no están señaladas sobre el terreno, de modo que hay que estudiar con detenimiento la guía y tener siempre a mano un mapa. Eso sí, la ciclabilidad de la Vía de la Plata disminuye mucho en caso de lluvia, pues las pistas se embarran hasta convertirse en impracticables.

Resumiendo la Vía de la Plata es una aventura con MAYÚSCULAS y si te has «doctorado» antes en el camino Francés podrás comprobar por ti mismo que estás ante una de las más bonitas y espectaculares rutas cicloturistas. Para mí la Vía de la Plata ha sido por ahora tras realizar 6 caminos de Santiago por diferentes rutas , el camino más bello que jamás haya realizado, pero eso si quiero matizar y es que solo se puede disfrutar plenamente si antes se ha realizado el camino Francés. Solo así se conoce ya de antemano la esencia de lo jacobeo, o solo así se le puede dar a la Vía de la Plata el valor que realmente tiene como CAMINO DE SANTIAGO.